12 de octubre de 2011

12 de Octubre o la Historia de un Diálogo Inexistente.

por Enrique Morales Mery

El 12 de Octubre simboliza la historia de un pueblo mapuche desplazado, despojado de referentes y sumido en una dual identidad política y social; una propia y otra muy ajena y funcional al sistema imperante. Este pueblo se ha mantenido en nuestra historia a base de continuas resistencias. Ha tenido que combatir los ataques físicos, las omisiones históricas, las distantes y poco claras clasificaciones antropológicas. Sumado a ello enfrenta las categorizaciones que permean el discurso publico y los prejuicios hechos estereotipo que habitan la vida cotidiana. Este pueblo ha marcado también los limites de la cultura aceptable y de la ciudadanía deseada, todo esto pagando el precio de no ser ellos mismos; al menos en términos visibles ha sobrevivido a una utilitaria negación. 

Esto sin embargo no ha sido siempre así, la resistencia contemporánea es bastante ilustrativa respecto a como se resumen en este pueblo las diversas luchas de los marginados de nuestro país. El pueblo mapuche se ha resistido al modelo político que estructura una convivencia instrumental de los partidos políticos, esto naturalmente ha incidido en la lógica de negociación. Este pueblo se ha opuesto a la imposición de una ciudadanía uniforme que no reconoce diferencias culturales y sociales; con ello ha mantenido viva la demanda de procesos de interacción intercultural y de conocimiento social en base a nutrir políticas publicas mas realistas. De paso se ha cuestionado la democracia liberal formal que implanta una fuerte división entre lo publico y lo privado y que al mismo tiempo estructura ciudadanías de distinta clase. Igualmente este pueblo ha mostrado un claro rechazo al sistema económico imperante, un Neoliberalismo anclado en libertades ciegas y sin fines colectivos. Sistema que como un todo individualiza, insensibiliza y reparte costos y beneficios de acuerdo a una lógica no comunitaria de competencia.

Frente a esto las posibilidades de cambio responden a las posibilidades de dialogo que se susciten entre quienes conforman y estructuran la dominancia cultural y todos los pueblos indígenas que forman parte de Chile. La clave esta dada por el reconocimiento, la visibilización, la interacción conservando una distancia respetuosa y consciente de las diferencias. Pero por sobre todo reconocer el conflicto, la sociología del mismo y concebir en igualdad de condiciones argumentativas a los ancestrales conocimientos, a las identidades mestizas, a los argumentos cargados de emoción, a aquellos principios y creencias de transmisión oral. Todo ello trae consigo  mayor conocimiento social y a su vez un reconocer los errores y horrores cometidos, los mismos que dan cuenta de una identidad tejida en la confrontación y la diversidad. Es una oportunidad para la circunstancial mayoría no indígena, de integrar una verdad a sus vidas, de enterrar los estereotipos y las categorizaciones negativas. En ello descansan las bases interculturales y políticas de una democracia madura y en constante deliberación. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario