16 de noviembre de 2011

La Representación Política y el valor de una Ciudadanía Activa.

por Enrique Morales Mery

El tema de la representación política no es un tema menor de cara a la presencia activa de la sociedad civil. Esto, implica entender que el proceso político complejiza los alcances de lo que entendemos por representatividad e instala otros factores claves a la hora de elegir. Hasta ahora y considerando lo que ha venido siendo nuestra democracia agregativa, esto es una democracia meramente electoral y no dialogante, nuestros representantes mas que hacer presentes voces acalladas o temáticas urgentes, han venido manteniendo un liderazgo vertical, desde arriba y a cierta distancia de electores y demandas sociales. La consecuencia ha sido mantener una relación de discipulado por parte de la ciudadanía, con ciertos ribetes de admiración populista. Si la persona en cuestión presenta mayores dotes tecnocráticos confiamos en su gestión y mantenemos también una confianza reverencial. 

Ahora bien cuando la noción de liderazgo gira hacia una postura de horizontalidad y ello, desemboca en mayor cercanía y sintonía con las personas y sus demandas, se da un paso hacia adelante pero no se consolida necesariamente la participación ciudadana. Si se mantiene la necesidad de construir liderazgos sobre parámetros estratégicos, de razón instrumental, a partir de factores estéticos o manteniendo una admiración pasiva, los resultados negativos en el campo de la representación política se mantendrán. Justamente, cuando los procesos políticos están en un punto de crisis, se hace más patente la necesidad de volver a entender con nueva óptica el rol del liderazgo. Este liderazgo no puede capturar y resumir en sí las demandas de la ciudadanía, además de ser imposible no es para nada recomendable; cada vez que ocurre aquello solo tenemos pasto para caudillos, populistas o dictadores. Cuando la ciudadanía por otro lado entrega su confianza a sistemas impersonales y supuestamente eficientes, la mera "administración" no conecta con el servicio público y los líderes, tal vez con menos euforia, cometen los mismos errores. 


Resulta por lo tanto increíble leer las conclusiones que se sacan a partir de las encuestas, como se simplifican los procesos y se manipula la opinión. La política, los liderazgos, la representación en general se interpretan como producto de supermercado; así podemos "crear" perfiles para momentos de crisis o para momentos de paz. Siguiendo a Roberto Mendez podemos posicionar a Allamand o a Golborne a partir de "indicadores" u otras mediciones del "clima político" . Podríamos incluso anticipar alianzas o desencuentros entre Bachelet y Velasco; numerosas y reduccionistas inferencias que someten al elector a una simplificación peligrosa. La base de nuestra orientación política no debiera ser buscada por esos lados, estos indicadores sólo son un registro incompleto y sujeto a factor de control social. Lo fundamental del conflicto político es que visibiliza verdades y hace más claras sus profundidades y alcances; me resulta más interesante hablar de servidores públicos, y ello con el fin de acortar "distancias" innecesarias.  

Ya sabemos que los "activos" propios de la personalidad del actual presidente sucumbieron ante la realidad, sabemos que la ciudadanía ha madurado y que el interés por acotar los temas a la clase política también ha fracasado. Si por ejemplo hubiésemos seguido la lógica que cualquier disidencia era obstáculo para los acuerdos, como indicaba Von Baer en sus tiempos de ministra, no se habría avanzado en lo tocante a poner sobre la mesa las demandas del conflicto estudiantil. En ello radica la representación, la representatividad y el servicio público; por un lado nuestros servidores debieran conectar con la realidad y con el proceso político y su dinamismo y por otra parte nosotros como ciudadanos debiéramos estar atentos a lógicas cuasi publicitarias de promotores/as que se conjugan con un interés por clausurar o controlar las demandas políticas, sociales y económicas. Y tras esa postura atenta, incrementar nuestro rol activo, propositivo y en espera de respuestas por parte de la clase política.        

No hay comentarios:

Publicar un comentario