En mi vida siempre he intentado seguir una coherencia, según mi sentido común, que es la suma y expresión de todas mis reflexiones, experiencias, pensamientos, sensaciones e ideas. De todo ello extraigo un resultado que se traduce en la acción inmediata que voy a realizar, el paso tras paso en la vida. Cada mañana que me levanto, en cada acción que realizo, mi sentido común me guía, resumiendo mi vida en la conclusión de dicha acción inmediata.
He sido un buen chico. Racional y prudente. Coherente. Preocupado por mi futuro. Pero se acabó. Estoy cansado del sentido común que he venido plasmando en los hechos, estoy cansado de la dictadura de la razón prudente. Quiero ahora caminar por el lado salvaje de la vida, quiero que mi sentido común, como el sexto sentido del hombre-araña, me alerte, zumbe y explosione cuando salga de la zona segura en la que hasta ahora me había movido, para por fin adentrarme en zonas oscuras o grises. Quiero sentir la sensación incómoda, el escalofrío que recorre la espalda cuando rete a mi sentido común, y ponga un pie en el vacío, sin que pueda calcular que es lo que vendrá a continuación.
Antes pensaba que el sentido común, que había venido practicando, nos había hecho avanzar como sociedad, evolucionar como humanos... pero llegué a la conclusión que también nos ayuda a aburrirnos, a enclaustrarnos y seguir una línea recta, sin salirse de los límites marcados. Pues el sentido común así planteado, es egoísta y conservador. Hay que compensarlo con su contrario, con el sentido de lo particular, de lo anormal, de la genialidad excéntrica... La variación hace avanzar, y aunque seguramente también producirá dolor, es este el sacrificio que nos exige la vida. Hay que salir de la zona de comodidad, porque el error nos acerca a la verdad, y el avance se consigue justamente por ensayo de acierto y error.
Este falso sentido común mantenía la sociedad momificada, direccionada por una línea capitalista y consumista, siguiendo el rumbo sin poder salir del engranaje, aquel que nos hace rodar en esa seguridad ficticia de por vida. Pero ese bloque de hielo milenario empieza ahora a deshacerse y resquebrajarse, porque ahora el sentido común es más común que nunca, porque realmente hemos conseguido unirnos y está naciendo un nuevo nivel de decisión y participación, una conciencia más conectada y humana, que une a millones de personas de una forma activa. Esa unidad que nace desde abajo y que se mueve de uno a otro y de tú a tú dará lugar a una nueva comunidad, al nacimiento de una nueva dimensión de sentido común.
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