por Enrique Morales Mery
Quisiera aprovechar este espacio para comentar el video ‘The Claims of Community’, publicado inmediatamente abajo en este blog . Aquí, el destacado pensador Michael Sandel, desarrolla los dilemas que surgen alrededor de lealtades, apegos y obligaciones que resultan de la tensión individuo – comunidad. Ni los defensores mas extremos de la libertad, en sus variantes mas libertarias y neoliberales, ni aquellos que postulan la preeminencia de los valores tradicionales o de conservación de grupo, cuestionan la capacidad de elegir que poseen todas las personas. En este punto las diferencias son solo de alcance y amplitud del repertorio para elegir; mientras algunos liberales solo aceptan obligaciones universales emanadas de una concepción de ciudadanía restringida a la esfera publica, los comunitarios mas tradicionalistas no abandonan la fuerza vinculante de la tradición como fuente iluminadora de la decisión mas allá de la contingencia o las necesidades inmediatas y contextuales de cada individuo. Entre estos extremos libertarios y de tradicionalismo comunitario hay un mar de opciones. La pregunta de fondo, creo humildemente, y tal como lo recalca Sandel en la ronda de intervenciones, es: Sobre que fundamentos morales se basa mi decisión?.
La respuesta es variada y variable, por un lado existen múltiples comunidades en una misma persona, múltiples afiliaciones y lealtades. Residen entonces mis obligaciones en la familia? mis amigos? mis correligionarios? mis autoridades? o en la humanidad toda?. Que vinculaciones son mas relevantes? las primarias? o aquellas que están mas allá de mi familia, mis amigos y mi sangre?. Mi ciudadanía se forja de espaldas o de cara hacia mi vida privada?. De momento estas preguntas no son de fácil respuesta y las convenciones respecto a esto varían en cada tiempo y lugar, la historia no ha decidido nada.
Dado lo anterior comparto los mínimos para dirimir, esto es defensa de la democracia, defensa de un espacio publico para denunciar, debatir, deliberar y decidir sobre los asuntos públicos. Defender y promover la expresión de múltiples y conflictuantes identidades, ello en el marco del respeto mutuo. A partir de esto comparto la critica liberal hacia un comunitarismo que uniforma y no considera , por imposición doctrinaria,apegos u obligaciones privadas. Al mismo tiempo comparto la critica comunitaria hacia la desafección ciudadana que provoca el individualismo recortado de sus tradiciones societales, de sus vinculaciones con la mas amplia sociedad. Sabiendo que la defensa de la libertad no es principio privativo del liberalismo y sabiendo que la defensa de una comunidad no lo es tampoco de la doctrina comunitaria, la respuesta se encuentra en una ciudadanía madura, diferenciada y dialogante. Ello afianza la relación de legitimidad entre principios acordados entre todos y decisiones que afectan a todos.
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