21 de julio de 2011

Nuevos Espacios y Tiempos para Nuestra Democracia.

 por Enrique Morales Mery


Los tiempos del plebiscito de 1988 no solo dejaban en el ambiente un aire de triunfo, no violento ante una dictadura, sino que abrían un cumulo de esperanzas en vistas a promesas por cumplir. El alto grado de movilización y organización social había logrado crear plataformas y vinculaciones sociales a lo largo y ancho del país. A poco andar durante el primer gobierno de Patricio Aylwin y en pro de generar un ambiente de estabilidad en el marco de una democracia de los acuerdos, la sociedad civil se fue apagando, la retroalimentación desde gobierno e instituciones fue disminuyendo. La sensación era de tranquilidad, de una democracia madura, puesta en marcha. Militares y extremistas en calma pero una ciudadanía silenciosa… ciudadanía en espera del cumplimiento de los objetivos trazados pre dictadura y acordados en alguna medida en los primeros momentos de la vuelta a la democracia.
Las organizaciones y movilizaciones en áreas sensibles o bajo temáticas especificas al ir disminuyendo fortalecieron la impresión de instituciones reificadas o en clara incomunicación con la sociedad. El quiebre de ello se produce marcadamente a partir de las reivindicaciones del pueblo mapuche; es este pueblo el que cuestiona el modelo de convivencia cultural, el modelo económico, la estructuración del poder social, las políticas medioambientales y los pendientes sumados en una deuda histórica que les concierne y nos concierne. En síntesis el modelo de estabilidad, de desarrollo y de poliarquía o democracia madura no resiste ante la demanda indígena. Tras esto a la demanda mapuche se suman y alternan las demandas estudiantiles, de los trabajadores de la salud, de grupos medioambientalistas y de una sociedad toda que esta vez demanda su lugar en democracia. Una democracia que hasta ahora había sido administrada u objetivada; ello en el cumplimiento de los mínimos propios de la tan poco exigente democracia liberal formal. Lo que vivimos hoy nace de reivindicaciones que reclaman algo mas que dineros mas o dineros menos, son demandas que se postulan desde una alternativa cultural, desde modelos de convivencias inexplorados y del ejercicio de una ciudadanía que no se agota en la formalidad o en procesos electorales, es una que reclama libertades y derechos que ni conservadores ni liberales de todos los colores han podido jamás identificar, aceptar o promover.

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