por Enrique Morales Mery
Desde hace bastante tiempo que considero, al termino “liberal”, una etiqueta resbaladiza y poco clara; nada entre la vaguedad y la condición de comodín. Si se hace referencia con ello a una postura frente a la vida, y esto hablando incluso en términos generales, de apertura y abierta a la adaptación y al cambio, todo ello bajo el respeto mutuo y la tolerancia, me declaro entonces liberal. Distinto es cuando la idea de ser “liberal” se iguala con el liberalismo político y/o doctrinario. El primero rompió la coherencia doctrinaria al iniciar la defensa de la propiedad privada de la mano del colonialismo y con posturas ambiguas frente al esclavismo, un gran trabajo al respecto es la obra Postcolonial Liberalism, escrito desde una reformulación liberal, por Duncan Ivison. Asimismo sus políticas publicas hacen gala de las diferencias internas que oscilan entre un liberalismo social rawlsiano y uno libertario a lo Nozick. Por ende se entiende la dubitativa posición doctrinaria frente al capitalismo, que hoy no es mercantilismo pero su lado salvaje es solapado, vertebrado muchas veces a partir de la especulación financiera, de un individualismo metodológico en políticas publicas, hermanado con una noción de autonomía centrada en el individuo y la razón. Si ser liberal entonces requiere abogar por el capitalismo, el individualismo, la autonomía no relacional y la apelación a una razón universal “distraída” de las particularidades, me es imposible recoger la etiqueta. La defensa de la libertad es mas amplia y mas compleja, el solo ejemplo del concepto de libertad como no dominación, de corte republicano, muestra que la libertad no se acaba en la esfera individual de la conciencia o la expresión de ideas. El llegar tarde al colonialismo, a la esclavitud, al racismo y a la necesidad de la solidaridad económica, es prueba de que el individuo no es anterior a sus circunstancias, no esta recortado de su realidad y requiere dar el paso hacia la condición de Persona. En lo económico, el solidarismo por ejemplo se muestra como doctrina alternativa con fundamentos que nacen a consecuencia de las falencias capitalistas.
No quiero pensar en una realidad donde todo se reduzca a liberales y aquellos que no nos hemos dado cuenta que somos liberales, eso es falso, risible y pobre en teoría y practica. Hay espacio para toda doctrina democrática. Libertad no es un concepto nominativo, liberación por ejemplo captura su dinamismo y mas de una vez ha debido pasar por encima del mismo liberalismo político y doctrinario. De seguro la libertad también quiere ser libre…
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