2 de agosto de 2011

Las Deliberaciones y el Lugar de lo Propio.

Saber desde donde partimos cuando entramos en diálogo con la mas amplia sociedad es vital, ello porque si partimos de la protección de lo propio debemos atender a cuanto asciende el esfuerzo de aquello...en algún punto la protección debe ceder al dialogo; ciertamente ese paso hacia las concesiones debe darse en el plano de la mutua confianza. Existen los que por miedo arrancan de las concesiones y se resguardan en una inmutable, incambiable noción de cultura. Hay los que huyen al cuestionamiento y se diseminan en un cosmopolitismo sin identidad...En ambos casos parecen tirar de una cuerda o arrancar hacia el no verse, hacia el no diálogo; tanta interacción asusta e invita al riesgo de saber vivir juntos en la diferencia. Desde un punto de vista descriptivo no hay nada malo en guarecerse con lo propio, nada malo en descifrar puertas adentro la propia realidad y con ello empujar hacia la realidad a la contracultura. Ahora bien, desde lo normativo, desde el trazado de las normas y los principios, este ascetismo colectivo o su contraria diseminación e indistinción colectiva parece no aportar a una dinámica deliberativa. Esta ultima, pienso en lo personal, solo puede darse y probarse a si misma, asumiendo y promoviendo la posibilidad de concesión, de aprendizaje, de ampliación de mentalidad, de cambio adaptativo, en fin tantos etcéteras acordes a hombres y culturas no solo vivas sino con profunda vocación dialogante.

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