por Raúl Elgueta, Sociólogo y Doctor en Ciencia Política
IDEA. USACH.
Es cierto que el clima esta enrarecido. Es cierto que estamos todos enojados con un sistema injusto en el cual según lo que consumimos somos remunerados, amamos, somos educados, somos sanados, somos representados y reconocidos. Es cierto que ya no corremos riesgos de un golpe militar y que la ciudadanía “empoderada” reclama mayor participación y perdió el miedo. Es cierto que tenemos un presidente millonario y que la política que nos representa parece más un negocio o un asunto de familias (de derecha, de centro y de izquierda). Es cierto que hay una derecha (o centro derecha) que ya no le tiene miedo a las elecciones, que esta robustecida, y que ahora defiende a una “democracia representativa y deliberativa”. Es cierto que queremos disfrutar de los encantos del mercado pero también necesitamos ser reconocidos como iguales, como ciudadanos.
Es precisamente por esto que necesitamos a todos, por eso todos queremos participar, que marchamos vicariamente a través de los jóvenes que libremente están dispuestos a “perder el año” por una causa justa. Es por esto que, más que se vayan todos, lo que necesitamos es que “se vengan todos”. El problema no es cambiar a unos por otros, sino que necesitamos una constitución en la que nos reconozcamos todos. No queremos constituciones en las cuales los vencedores fijen las reglas del juego, sino en la que todos nos reconozcamos. Necesitamos una constitución en la que haya “padres y madres fundadores” y no un “padre” y “muchos padrastros”, una constitución que no se vea cuestionada y defendida siempre por los mismos, sino que sea defendida por “los unos y los otros” y cuestionada por “los otros y los unos”. Por eso, asamblea constituyente, ¡QUE SE VENGAN TODOS!.
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