7 de octubre de 2011

El Renacer De La Política.


por Diego Córdova.
     
Primavera árabe, indignados en Madrid, marchas en Atenas, revueltas en Londres, movimientos sociales por doquier. ¿Qué significa todo esto? ¿Qué  es lo que le está ocurriendo al mundo? Las voces más conservadoras hablan de un retroceso, de un caos social, de la búsqueda de populismos, o del fin de la democracia.
      
Pero la respuesta es mucho más alentadora que eso. Es el renacer de la política, es el retorno del pueblo al espacio público. La sociedad despertó  de su letargo moderno para retornar a su concepción de ciudadanía y en palabras de Hannah Arendt hacerse dueña del mundo, apropiarse de su historia.
      
Aristóteles bien nos dijo hace más de dos milenios atrás que la naturaleza del hombre era ser un zoon politikón, es decir, un animal político y social. Sin embargo, durante la modernidad el hombre se escapó de sus responsabilidades ciudadanas. Y la sociedad dejó de ser precisamente una sociedad. En ese momento no era más que una agregación de individualidades que buscaban, de manera pluralista pero privada, la obtención de sus utilidades. La democracia liberal moderna (centrada en el proceso meramente electoral)  se ha manejado con esta lógica de abandono de lo público y en donde  sus demandas privadas son delegadas al espacio policial o administrativo de la política. En suma, el hombre ya no era un zoon politikon, sino que solamente zoon, ya que se había desligado del mundo y de sus obligaciones sociales.

No obstante, esto ya no es necesariamente así. Como bien sabemos, la política no puede ser confinada a lo privado. La política desde su etimología  se refiere a lo público, al bien común, a la construcción de un pueblo. Lo que ocurre hoy es precisamente eso. Una reconstrucción del espacio público, una vuelta a las prácticas deliberativas por parte del pueblo. ¿Cuál es el motivo? El motivo es que el espacio social ha cambiado. Los nuevos medios de comunicación han reducido las barreras territoriales y físicas que los habían alejado de sus preocupaciones ciudadanas. Una nueva polis se ha estado reconstruyendo vía redes sociales.

¿Hasta dónde podrá llegar todo esto? No podemos saberlo ahora, pero al menos podemos sentirnos alegres de este revivir democrático. Pues la democracia es ciudadana, ocurre en las calles y no en los palacios. La democracia es el gobierno de aquellos que siempre han estado oprimidos. Como nos dice el filósofo Jacques Rancière la democracia es y ha sido siempre la condición de igualdad, en donde el pueblo ejerce sus demandas legítimas. Hoy aquella democracia ha florecido, esa misma que los administradores públicos consideran caótica, pero que es dinámica y justa, y no estática ni dominadora.
    
 ¡Bienvenida sea entonces, nuestra nueva democracia! 

1 comentario:

  1. buena publicación,compadre creo que es una buena observación de lo alentador e interesante que se presenta el panorama en los próximos años, notable intervencion

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