Raza, Razzia y otras Verdades...

por Enrique Morales Mery

Día de la Raza, que a ratos resuena mas bien como propio de una Razzia, de un exterminio gradual de identidades, de expresiones culturales, sociales y políticas. Esta fecha solo resurge a partir del hijo no deseado de este concepto de raza, tan resbaladizo e impreciso a la vez; así es, solo le queda el racismo, la expresión fehaciente de la intolerancia y de la concomitante ignorancia social. Ello permite simplificar la coexistencia social, fundamentar los prejuicios y articular las mas profundas desigualdades... Lamentablemente ese esfuerzo ha pervivido en el periodo postcolonial y ha impedido entender los legados propios del intercambio cultural. Latinoamericanos y españoles han construido una descripción y entendimiento de la historia a partir del 12 de Octubre de 1492 que simplemente ha oscurecido e imposibilitado la comprehensión de lo sucedido. 

Tal como indica Fred Dallmayr comentando la obra de Tzvetan Todorov "La Conquista de América", el resultado fue una Guerra Pirrica, guerra donde el vencedor ha igualmente sido vencido. Donde la comunicación triunfante es aquella unilateral, impuesta, forjada por la fuerza y una espiritualidad que permitió muchas veces la violencia. Digna excepción la de Bartolome de las Casas, quien debido a su afán de dialogo e integración demostró que frente a los indígenas mas parecía un español y frente a los suyos un indígena. Cazado en esta indistinción dio cuenta de la derrota y su profundidad. La comunicación con la otredad, con otros universos, con la realidad que aparece en novedad y sorpresa, quedo sepultada. Importa por tanto entender lo que sucedió y lo que no sucedió, desde esa imposibilidad y negación mutua se pueden dar motivos por los cuales podamos celebrar en el futuro.