21 de noviembre de 2011

El Sinsentido de la Tortura.

por Enrique Morales Mery

En estos días, la noticia relativa al homenaje a Miguel Krassnoff, ha vuelto a poner sobre la mesa  el tema de los Derechos Humanos. En este sentido, no se puede hablar de "servir a la patria" teniendo como objetivos el perseguir y torturar personas. Tampoco es posible construir un país desde el odio y el abuso del poder. Personalmente quisiera detenerme en dos aspectos que rodean este tema. En primer lugar, cuando se habla de patria, dentro de un contexto dictatorial, solo se esta validando una falsa construcción de lo común, que divide a un país entre "amigos y enemigos". A partir de ello toda violencia es validada y por ende, en medio de una gravisima confusión mental, el torturar puede ser visto como un servicio. Además se introduce en nuestra noción colectiva la idea de patria en conjunción con un nacionalismo trasnochado y con claras características fascistas, propias de un corporativismo que intenta destruir particularidades y clausurar las diferencias. Incluso, dentro de contextos democráticos, resuenan los discursos patrioteros que lo único que posibilitan es la exacerbación de posiciones antagónicas y el debilitamiento del diálogo democrático. 

Poner en peligro la libre discusión de ideas y más aun, la integridad física de las personas, con resultado muchas veces de muerte, es una muestra de la inutilidad de la violencia, de la perversidad de sus medios y de la odiosidad que impide reconciliar sociedades. Quisiera, en segundo lugar, introducir también un tema muy preocupante, que surge a propósito de la tortura; hoy se esta hablando de luchar contra el uso de "violencia innecesaria", creo que ello plantea ciertas ambigüedades al hablar de violencia. Desde mi punto de vista, no existen violencias necesarias, la articulación de violencias, ya sean estas agresivas o defensivas, debieran entenderse en un plano no recomendable. De lo contrario no tendremos herramientas éticas a la hora de preguntarnos, en tiempos de democracia, si acaso es valido torturar para sacar información a violadores, raptores o asesinos. Si así ocurre, no sabremos donde están nuestros fines últimos y validaremos mecanismos que harán del ser humano un simple objeto. Nos resulta mas fácil ir tras "servidores" de una dictadura, lo que es necesario, para fortalecer el respeto a los DDHH, pero a su vez es fundamental abrazar la idea de no violencia activa. Ello debiera guiar nuestras resistencias, nuestras ideas de seguridad y policía y finalmente inundar el aparato institucional para con ello democratizar a fondo y en paz. 

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