Es lamentable y produce desazón cuando una persona hace apología de la violencia, siempre a partir de la indistinción propia de toda agresión, escudándose en la borrosa linea del ataque o la defensa. En lo personal pienso y siento que esa linea no es borrosa; cuando el alcalde Labbe justifica la violencia, propia de los "actos de servicio" de uniformados durante la dictadura, lo hace apelando a una "legítima defensa social" y ello es visto naturalmente como un ataque desde las victimas. De ahí la inmoral indistinción frente a la violencia, esa es la muestra de nuestra pobreza ética que invade y confunde los argumentos. Y eso ha ocurrido por boca de defensores del fascismo, del comunismo, de dictaduras de todos los colores... de ahí la tristeza y el peligro subyacente, de ahí el potencial de vacío moral.
La violencia habita todas las veredas políticas y violenta por ende los derechos humanos de todos. Los totalitarismos fascistas y comunistas arrasaron con la humanidad toda, aplastaron la dignidad y vendieron discursos violentos a todos los rincones del planeta; tras la derrota nazi la violencia pervivió con el totalitarismo comunista, se dejo ver también entre los experimentos guerrilleros, en las dictaduras militares tanto de izquierdas y derechas, entre milicias, paramilitares, populismos de lado y lado y habitando también en democracias de cartón donde la partidocracia o el caudillo de turno alimentan la venganza y la imposición.
Agota seguir viviendo de una opinión relativa y oportunista frente al tema; no podemos seguir avalando la tortura, el exilio, las desapariciones, los campos de concentración, los fusilamientos sin juicio, la explotación, la violencia económica, la segregación racial, la persecución a minorías y tantos etcéteras. No podemos seguir construyendo héroes a partir de las guerras, no son ejemplos para la construcción de la paz; en situaciones tanto o más adversas Gandhi, Luther King y Mandela terminaron superando el horror de otros y lo hicieron a partir de la resistencia activa y no violenta. Ello no fue pasividad, no fue indolencia, no fue actuar de brazos cruzados, pero ello no fue en ningún caso terreno para violentistas o líderes cuyo "ambiguo" ejemplo solo conduce a dormir la conciencia de los seres humanos. Y lamentablemente hemos hecho mucho para crear iconos a partir del odio, hemos incluso instrumentalizado la cultura al servicio de una posición dubitativa frente a la violencia; hay quienes le cantan al odio, quienes aplauden a los de acá en desmedro de los de allá. En todo orden y desorden de cosas hemos estado siendo funcionales a la binaria lógica de amigos y enemigos. Despertemos de una vez para siempre, la lucha por la paz también se hace en paz! desde el respeto a las diferencias, asumiendo al otro, que piensa y siente diferente, como adversario, mas nunca como enemigo. Sigamos a quienes han ido marcando el camino de la paz, en ello radica el poder de tu voz, de nuestra voz para la verdadera y fructífera "legítima defensa" de los derechos humanos de todos y cada uno de nosotros.
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