2 de noviembre de 2011

El Respeto y su Lugar.

por Enrique Morales Mery

El lugar del respeto, en una sociedad moderna de corte capitalista, resulta cada vez más un espacio estrecho y confuso. Ciertamente nadie parece abandonar la idea cuando con ello enarbola la defensa de las libertades y su próxima relación a la llamada igualdad de oportunidades. Un piso mínimo,  un punto de partida hacia o desde el respeto se construiría sobre la idea de "igualar" condiciones, equiparar entornos de acción o simplemente democratizar la estima. 

El problema es que a poco andar esta postura adolece de un errado sentido de realidad; no es tan posible ni fácil  generar respeto si el valor de la estima, propia o ajena, esta mediado por el éxito material, las dotaciones naturales de los talentos, los entornos sociales de origen y la jerarquización social funcional al capitalismo. Como hacer escapar a hombres y mujeres  de las "distinciones" sociales para hacerlos subir o bajar hacia el prójimo o el distante? Como lograr que dentro de la lógica competitiva del mercado y la pseudo libertad individual no solidaria, hombres y mujeres no usemos nuestros éxitos como estima diferenciadora? Cada sociedad tiene su vertedero, sus imperfecciones respecto del diseño "exitoso" y como consecuencia de ello se produce la contradicción respecto al reparto de estimas y reconocimientos; habrá quienes capitalicen este recurso para afianzar su superioridad y quienes vean en ello la justificación de sus resentimientos.  

La pregunta entonces a plantearse es la del lugar del respeto, entendido bajo condiciones reales, dentro de un sistema competitivo a corregir y asumiendo los contextos cotidianos e institucionales. El respeto se debe dar haciendo convivir el interés y curiosidad por lo ajeno junto con una "distancia" que permita la expresión y crecimiento de la diferencia; justamente esa integración de lo distinto, distante y diferente, es una prueba en favor de superar una mal entendida autonomía. La autonomía no puede ser el reducto de una autorealización egoísta o supeditada a una productiva, competitiva y excluyente interacción social; tampoco puede ser ciega a la diferencia o marcar el comienzo de una tolerancia indiferente a la otredad. 

El valor del respeto es que posibilita lo relacional, pone en riesgo al individuo recortado de su realidad, lo expone a la sociedad y con ello rompe sus iniciales "seguridades". El reconocimiento, la estima, la reciprocidad, el respeto en su sentido amplio y profundo acepta y recoge, como parte del camino, a los fracasos, los errores, las miradas diversas y las contraculturas. No escapa al hecho de que muchas personas requerirán protección, amparo y dependencia social, ya sea de privados o del Estado.  A los ojos del capitalismo muchas veces se lee esto como signo de debilidad, como falta de empuje o como ultimo recurso para apaciguar el fracaso... Personalmente creo que con esta mirada se da cabida a la mayor falta de respeto hacia el ser humano,  a la incapacidad para ver no solo donde están las causas y los efectos, sino donde empieza y termina el valor de la compasión y la solidaridad.

Nos hemos ido quedando ciegos frente a la urgente necesidad de ver la vida de forma relacional y aceptando las sanas y aconsejables dependencias; no aquellas que redundan en abuso y aprovechamiento, no aquellas que generan parasitismo y pasividad sino respecto de aquellas que permiten implicar a todo ser humano en la vida de otros seres humanos. Ese es el punto de partida y de llegada de un respeto que se nombra, se practica y finalmente se vive.   



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