4 de julio de 2011

Breves/En Calidad de Incomunicados...

 "La historia ejemplar de la conquista de América nos enseña que la civilización occidental ha vencido, entre otras cosas, gracias a su superioridad en la comunicación humana, pero también que esa superioridad se ha afirmado a expensas de la comunicación  con el mundo"
Tzvetan Todorov, La Conquista de América, p.261.

En su capitulo "Democracy and Multiculturalism", texto que forma parte de la obra conjunta Democracy and Difference editada por Seyla Benhabib, el teórico político Fred Dallmayr plantea la importancia de entender la otredad (otherness). Ello en orden a ampliar la comunicación en si misma, el conocimiento social y cultural en particular y en mayor medida superar la derrota común de no saber entender y respetar las diversas formas de vida. Apoyándose en Todorov reflexiona ante las dos principales formas de comunicación, la que se da entre hombre y hombre (para no ser sexista agregar entre mujer y mujer) y aquella forma de comunicación entre hombre/mujer y el mundo. Dallmayr al igual que Todorov esta cierto de que toda conquista, toda colonización, toda dominación cultural al final del día conduce a victorias propias de una guerra pírrica, guerra donde nadie gana. Solo se logra la etiqueta de triunfador y ello en el plano de la persuasión persona a persona, en el plano del peithos, colectivo e individual, marca a fuego la vida y muerte social de algunos con respecto a otros.
Complementando el análisis de Todorov, William Connolly en su obra Identity/Difference da cuenta del destino de quien aboga por el éxito de la comunicación humana; la suerte corrida por Bartolome de Las Casas es muestra clara de la incomunicación con el mundo, con su mundo. Ante indígenas Las Casas era un español de buen corazón pero ligado a la colonización espiritual; ante los españoles era un indigenista peligroso y que ponía en riesgo el valor absoluto de la cultura cristiana occidental. Se me viene a la cabeza la voz de Cabral, en alusión a Abraham, No soy de aquí ni soy de allá... el producto de aquello es éxito persuasivo, fracaso en la comprensión de las manifestaciones de vida, de aquel terreno intangible de ideas que va cimentando la identidad social y cultural.
Volviendo entonces a la frase inicial y asumiendo nuestra sociedad actual, con su individualismo, con su desestimación de la manifestación colectiva de la cultura y sus añejas jerarquías culturales, atrapadas en la idea de progreso y civilización, podemos decir con claridad que estamos en calidad de incomunicados...

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