21 de agosto de 2011

En Torno a la Pobreza en una Sociedad de Consumo.

por Enrique Morales Mery

Parece una constante que cada cierto tiempo sintamos la tentación de quebrar la dinámica de la vida. Para ello recurrimos a lo que magistralmente Kundera llama 'apetencia de orden', un orden impersonal, calculado, con perímetros claros, una supramirada, con fines previstos pero cuya necesidad se hace ajena. Y sobre estos mismos hombros avanza la excusa de la perfección, de los elegidos, de la aristocracia salvadora y mesiánica que rescata a la masa de su no forma, de su no claridad de fines, de sus ignorancias y pobrezas. En este tiempo la economía de mercado, el capitalismo y su base doctrinaria radicada en el liberalismo económico, nos ofrece este orden.

A partir de estas "normalizaciones", arropadas de filantropía y supuestas inclinaciones sinceras y distantes de la desidia social, es desde donde se construye una visión de la pobreza y su superación. La solución esta condicionada por y enfocada a particulares claves de éxito, las cuales se supeditan a un mercado de roles y repertorios sociales que deben avanzar y adaptarse frente a y de la mano de 'opciones de consumo'. La capacidad critica del ser humano, la capacidad imaginativa de la agencia humana y la oportunidad propia de interrumpir la uniformación, se ven absorbidas por lo electivo. Existiendo un elegir dentro de limites esperables, propios de una agenda de acción predeterminada por la lógica económica, conlleva a que el simple intento de interrumpir dicho orden y con ello rebelarse ante lo previsto, resulte simplemente una ofensa. El precio entonces es muy alto, estamos privando al hombre del alma de la vida, de su propia esencia dinámica, esto es, de interrumpir para reformular y avanzar a escala nuestra.

Dicho lo anterior, y compartiendo premisas indicadas por Zigmunt Bauman en su obra Trabajo, Consumismo y nuevos Pobres, no es lo mismo hablar de pobres dentro de una sociedad de consumo, que concentra la riqueza y que subsiste redistribuyendo en injusto contexto los calificativos del éxito y el fracaso, que hacerlo al interior de una sociedad centrada en derechos e igualdades consagradas frente a los bienes. Acaso la elección solo existe para elegir el no cambio? la adecuación a este y no otro orden? estamos llamados a una capacidad de elegir que contravenga la posibilidad de usar esa capacidad contra el 'orden' de turno que la posibilita? Volviendo entonces al punto, se debe saber que no es lo mismo ser pobre en una sociedad justa, con reales posibilidades, con auto gestión económica, con una red de responsabilidad social y empresarial. Pobres y pobreza no son lo mismo en una sociedad donde las opciones de dignidad y oportunidad se vean mezcladas con estados de necesidad e inelástica demanda que nos obligue a 'consumirnos' en y por falsos 'bienes de consumo'.   

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