24 de septiembre de 2011

Debilidad y Fortaleza.

por Enrique Morales Mery


La idea de vincular carencia de competencias o capacidades con debilidad viene de la comprensión derivada de dehabilis, entendida como aquel privado o ajeno de habilidad, aquel carente de habilidades de gestión o dirección. Ello ha inundado nuestro entendimiento de lo débil y por extensión de la debilidad y sus expresiones. La pregunta que surge es si realmente se encuentra allí la fuente de la explicación, o mas bien estamos frente a una errada interpretación que ha provocado mirar la vida moderna y sus "fortalezas" con lentes cercanos a la competencia, el éxito u otras experticias que nos permiten lidiar con la realidad. En lo personal la debilidad emparentada con falta de capacidades me suena ajena y contradice la idea de que "en nuestra debilidad esta nuestra fortaleza". Esta valiosa expresión cristiana da cuenta de la importancia de expresar emociones, de abrirse a la compasión, de solicitar ayuda, de aprender a vivir con otros, en otros y por otros.

El asunto es que justamente en esta interacción surgen los desequilibrios; la primacía de la fuerza, del mas fuerte y todo aquello que acrecienta poder y poderío terminan capturando a la debilidad. Con ello se hace patente el deseo de no mostrarse débil, el temor de expresar los reales sentimientos y  carencias que en otro contexto servirían para enlazar a los seres humanos en razón y emoción de sus necesidades. En ese espacio se hace presente la fortaleza, muy distante de la fuerza desnuda y deshumanizadora; es en ese lazo de vida desde donde se anudan y reanudan las confianzas sociales. De no existir aquello se hace natural asociar y contraponer debilidad con fuerza; es preferible entender lo débil y la debilidad sin temores y comprender que muchas veces la vulnerabilidad es producto de la imposición de la fuerza y de las asimetrías negativas que surgen tras los parámetros de jerarquías de turno. 

En debilis entendido como privación de fuerza, del sánscrito balam, que se vincula a guerra (bellum) se encuentran las reales "debilidades", nuestras mas ciertas incapacidades. Es en su contrario, esto es en la presencia de fuerza, desde donde surge nuestra incapacidad de dialogar, acordar y comprender tanto a la otredad como a nuestro ser en contexto. La debilidad por tanto es una oportunidad de conectar con la razón y la emoción. Ya lo decía Bossuet, que dejando de lado su absolutismo, hacia ver que la mas grande de las debilidades era el temor a parecer débil. Lamentablemente el sentido negativo y adverso del termino sobrevive a partir de nuestra imposibilidad de conectar con el otro y con su sufrimiento. En esto radica nuestro orgullo, nuestra limitación de perdonar, nuestro temor profundo a amar o a asumir la pedagogía del error y del fracaso.

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