5 de octubre de 2011

5 de Octubre de 1988: Lecciones de un Triunfo.

por Enrique Morales Mery


El día 5 de Octubre de 1988 marca el fin en las urnas de un período oscuro y negativo en la historia de Chile. Es el fin de una dictadura militar que clausuró el dialogo y que levantó  las bases de su desarrollo y continuidad sobre cimientos represivos, autoritarios y excluyentes. Lamentablemente su peor herencia fue haber dirigido la ruta constitucional y por ende institucional que gobierna nuestra actual Democracia. Ello invita a formular dos apreciaciones, una primera idea es la insuficiencia de sostener la defensa de la Democracia en un plano puramente institucional; incluso ateniéndonos al cumplimiento de las bases formales y a la defensa de ciertas libertades afines. Nuestra Democracia es inmadura, no esta conectada al proceso político en general y adolece de falta de sintonía respecto a particulares demandas sociales. Igualmente  esta desconexión se da con respecto a entender la necesidad de cambios sociales y políticos requeridos para la comprensión y superación de los conflictos. En segundo termino queda demostrado que, tras el triunfo del No, sobrevivió una curiosa mezcla entre Neoliberalismo económico y Conservadurismo político que permitió  acomodar las estructuras con los intereses de quienes habían servido al régimen.

Lo anterior entonces nos habla de un triunfo valioso pero nominal, un plebiscito que se ha venido confirmando con el tiempo; es una victoria gradual que todavía debe luchar contra una institucionalidad pensada en dictadura. Una institucionalidad que se cuela entre nuestros mejores deseos democráticos y los ataja, priorizando la seguridad y una errática concepción de gobernabilidad. Errática toda vez que el transar signifique mantener a raya o debajo de la alfombra los procesos políticos y sus potenciales desacuerdos. Si uno mira con detención el gran logro del 5 de Octubre este se da por la profunda conexión entre ideas y acciones y mas aun por la profunda unión entre la sociedad civil organizada y los partidos políticos opositores a la Dictadura. Es justamente ese puente el que debe ser reconstruido, y sobre la base de ese deber y responsabilidad el poder político debe legitimarse. Al hacerlo la forma humana de la Democracia, la que antecede lo institucional dará vida y autoridad a toda forma política. Desde ahí miraremos con orgullo el triunfo del 5 de Octubre, un triunfo que nos muestra un Chile que a partir de un momento exento de violencia derrota una Dictadura y abraza la Democracia; otras fechas de supuestas gestas heroicas o de intervenciones militares no construyen reales principios democráticos y siempre tendrán la dudosa reputación de poner en riesgo ideas, instituciones y personas.      

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