por Enrique Morales Mery
En estos tiempos que corren se ha instalado la idea de que la política solo debiera ceder paso a la mera expresión de la realidad, a la manifestación colectiva o individual de ciertas circunstancias, ello con el fin de informar a quienes toman las decisiones y esto sin afectar los criterios técnicos de las soluciones planteadas. Lamentablemente esto introduce dos falsas afirmaciones, por una parte la idea de neutralidad en la decisión/solución técnica y la noción de "ideología" como sinónimo de perversión o deformación de los mecanismos correctos y adecuados para enfrentar un problema determinado. En el mundo de la toma de decisiones y de la política en particular no corre la neutralidad, ello simplemente acusaría una indeterminación en la configuración de horizontes de decisión y ademas una abstracción respecto de los hechos y significados sociales que simplemente es imposible de sostener. Nadie habla desde la neutralidad, nadie puede abstraerse de su particularidad, nada puede ser evaluado desde lo ahistórico y menos se puede arrancar de las ideas concebidas o preconcebidas de cara a la orientación y concreción de las acciones.
Las llamadas falsificaciones históricas de corte ideológico solo pueden tener cabida en regímenes totalitarios. Siguiendo a Hannah Arendt es en estos regímenes donde lo verificable, lo legitimo, los fundamentos de la argumentación, se hacen innecesarios y desechables. Quienes lideran estos pseudo gobiernos no requieren de la ciudadanía y sus verdades, no necesitan legitimarse en la realidad y pueden seguir raptandola y forzándola al silencio. Es en estos contextos apolíticos o antipolíticos donde la naturaleza social es dirigida, controlada y reducida para así reescribir el pasado, acallar el presente y profetizar el futuro. Ahí se hace posible la técnica o la estrategia por sobre la deliberación politica. En Democracia debemos invertir la relación y la política no puede sucumbir a lo técnico, a lo económico o a lo militar; la política no puede abandonarse a si misma y solo pervive a través de las ideas de ciudadanías activas y responsables. Ellas permiten el dinamismo democrático, el respeto mutuo y el reconocimiento y escucha de lo común y lo diverso. A partir de aquello ideologías y practicas políticas se hacen afines a la inclusión y participación ciudadana, permitiendo entonces conciliar lo técnico con la realidad que les da cabida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario